Diario de una Carrera de 120 km 

Diario de una Carrera de 120 km de recorrido, relatado por Don Jose Maria Genis Blanch Director del Equipo de Voluntariado DRAKON GOR APTCE , Instructor deportivo en las Expediciones Europeas de Historia y Aventura APTCE

 

 

(Texto de Jose Maria Genis Blanch) 
Lunes 04:45, suena el despertador, no me lo puedo creer, hace un suspiro era la 1 de la mañana.
Comienza el viaje de la Tuy-Santiago, una competición militar que consta de 120 km del camino de Portugal, que nos llevará hasta Santiago.

Durante los 120km tendremos que realizar una serie de pruebas:
- carrera orientación con tres modalidades: fotografía aérea, mapa, y por rumbos,
- pista de obstáculos (pista americana),
- tiro a 100m sobre un blanco de 50cm, rapel,
- cruce de río, dos tramos de 1,5km cronometrados (sprint), 
- lanzamiento de granadas.

 

Llegamos a Valladolid a medio día, donde pasaremos la noche.

 

Martes 04:30, salimos de Valladolid a la base de la brilat en Figuerido.

 

Miércoles 04:00 comienza la prueba, desayuno, traslado a Tui.

 

Salida a las 08:36 primer tramo de de 47km hasta Pontevedra, donde se realiza las pruebas de tiro, pista de aplicación (pista americana), rapel desde un puente de 30m de altura y vadeo de río (100m).

Aquí se produjo un accidente cuando uno de los integrantes de la patrulla metió el pie en un agujero en las rocas que dan acceso a la ria, por falta de iluminación, resultando seriamente dañado en la cadera, aún así continuo hasta el km 80.

 

A unos 9 km de Padrón tuvimos la primera baja, otro componente sufrió la dureza del camino y sus Múltiples y fuertes desniveles, resultando afectado por una tendinitis en la rodilla y viéndose obligado a abandonar la prueba.

 

Ya no podíamos perder a nadie más, ya que el reglamento exige que al menos lleguen a meta 5 de los 6 componentes de la patrulla.

Desde allí comienza el segundo tramo de 38km hasta padrón donde se hacia el lanzamiento de granadas y el primero de los tramos cronometrados.

 

Último tramo, desde padrón a Santiago de Compostela 35km, segundo tramo cronometrado y las rampas mas largas y duras del recorrido y donde mas calor y humedad hacia.

 

En el km 81, el compañero accidentado, no pudo aguantar mas el dolor de la cadera herida y tubo que abandonar, con lo cual la patrulla quedo automáticamente descalificada.

 

Todo el esfuerzo de meses anteriores, todos los sacrificios y todos los entrenamientos, se vinieron abajo.

 

Pero como en la en la vida, decidimos no abandonar, levantarnos, seguir luchando y hacer lo que habíamos venido a hacer y terminar la prueba.

 

22:30 Santiago de Compostela, plaza del obradoiro, 31 horas después hacemos nuestra entrada en la plaza, con dos compañeros cojos por las ampollas y el esfuerzo, pero con el corazón henchido y llenos de satisfacción por cumplir con la misión, por no rendirnos, por superar los problemas y seguir adelante, pues

"SOLO EL ESFUERZO SATISFACE".

 

 

TEMA: CARRERA TUY -SANTIAGO,

PRENSA GALICIA : 

 

Palabras dé alguien que estaba viendo la prueba. Refiriéndose a la Patrulla de nuestro Director Drakon Gor APTCE cuando cruzaba el río....

 

Articulo prensa publicado en prensa de Galicia:

 

Ayer por la tarde, en el marco del Concurso de Patrullas 2015 de la BRILAT y a orillas del río Lérez, en Pontevedra, vi una escena que me dejó francamente impresionado.

 

Ya pasaban de las ocho y veinte de la tarde. Una de las patrullas participantes cruzaba el río a nado en una de las pruebas de este durísimo concurso militar. La corriente del Lérez los arrastraba. “A la derecha, a la derecha”, les gritaban desde la otra orilla del río, indicándoles a los sufridos nadadores la ruta que debían de tomar para llegar a la meta. 


El paso duraba bastante. El primero de la patrulla se había adelantado y había llegado por fin a la baliza, un recuadro marcado en el suelo, con una bandera en el centro, a donde todos los miembros de la patrulla debían llegar para que dejara de contar el cronómetro.
El soldado, viendo la dificultad que estaban pasando sus compañeros, se volvió a echar al río para ir por ellos. Todos iban con neoprenos, pero el frío del río Lérez al caer la tarde debe ser de aúpa. 


El año pasado recuerdo el simpático comentario de un soldado andaluz al meterse en el agua y encontrársela bastante fría. Las aguas gallegas son lo menos parecido que hay a un caldo, y debe ser doloroso nadarlas cuando ya estás agotado de andar muchos kilómetros y hacer diversas pruebas a a lo largo del día (la anterior a la travesía es un descenso en rápel más bien peligroso), y además tienes que arrastrar una bolsa con ocho kilos de pertrechos, más el fusil.

Estos soldados de ayer llegaron a la orilla norte del Lérez con un visible cansancio. Tenían en el rostro gestos de dolor, pero no se quejaron. Vi que iban descalzos. Varios tenían esparadrapos en los pies, y uno incluso tenía una herida abierta. Pero no se quejaron. 


Un militar gritó un “ánimo, mi teniente”, dirigido al mayor de ellos. Los paisanos que estábamos allí les brindamos un aplauso. Y así se fueron, a seguir probando que hoy en España, con todos los peros que tenga nuestra sociedad, sigue habiendo hombres y mujeres que hacen honor a los versos de Calderón de la Barca:

 

“Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho
que el pecho adorna al vestido.”

 

Escribo estas líneas de madrugada. A estas horas esos soldados estarán caminando hacia Santiago en medio de la noche, cuando a ningún otro peregrino se le ocurriría continuar. 
Llevarán los pies heridos dentro de las botas -sé lo que duele-, seguramente no habrán dormido, posiblemente hayan comido poco, tal vez la alegría con que ayer iniciaban este Concurso de Patrullas se haya quedado congelada por el frío, el cansancio, las heridas, el hambre… Mientras España duerme, ellos siguen adelante.

 

Ayer vi a España en esos pies llagados. Vi a esa España capaz de nadar contra la corriente del río a pesar del cansansio y del dolor. Vi a esa España capaz de afrontar grandes sufrimientos por algo que es superior a uno mismo, sin quejarse y sin renunciar a la meta. Vi a esa España que más se siente a sí misma, porque sabe que le duele. Vi a esa España, en fin, que casi nunca sale en la televisión, a la que nunca verás sentada en una tertulia pontificando sobre lo divino y lo humano, una España que aún habla de valores sin avergonzarse. Y ciertamente, no hay que ir a un concurso militar para encontrarse con esa España, ni siquiera a un cuartel.
También la puedes ver dibujada en las manos gastadas de una madre, en el rostro de cansancio de un padre, en las arrugas del rostro de un viejo pescador que sale a faenar antes del alba, en las piernas llenas de varices de una señora de la limpieza que está fregando una escalera a las seis de la madrugada, y en tantos otros españoles que luchan contra la corriente del río y llegan maltrechos a la orilla, pero nunca se quejan.

 

Siempre nos comparamos con otros países por lo que tienen. Alemania es más rica. Estados Unidos tiene mucho más poderío militar. Rusia es más grande. Portugal es más pobre. Y así. Casi siempre nos olvidamos no de lo que tenemos o dejamos de tener, sino de lo que somos. 
Yo no soy de los que piensa que mi país es el mejor del mundo, pero desde luego, tiene muy buena gente de la que a menudo nos olvidamos cuando hacemos análisis facilones de la realidad, de ésos que se pueden hacer lo mismo en un blog que tomando un café con los amigos.

 

Cada vez que he leído sobre hechos heroicos protagonizados por españoles lo que me ha impresionado no es que tuvieran más poder, o más riqueza, porque no solía ser así. Me impresionaban las metas que eran capaces de alcanzar si se lo proponían, si superaban los temores, los dolores y los complejos y asumían el reto de nadar contra corriente y alcanzar la otra orilla, aunque costase.

 

Ayer vi esa España en los pies heridos de unos soldados. Harto de tantos sinsabores diarios, ver esa escena me infundió esperanza.

A.P.T.C.E.

Teléfono: +34 665 660 232

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